La transición energética consiste en un cambio global hacia fuentes de energía sostenibles y renovables, cuyo objetivo es reducir la dependencia de los combustibles fósiles tradicionales y mitigar el impacto ambiental. A medida que empeoran los riesgos asociados al cambio climático, la necesidad de esta transición ha pasado de ser algo deseable a tratarse de algo completamente inevitable. El imperativo de la transición a energías menos contaminantes, ya de por sí acuciante, se ha visto agravado por los acontecimientos geopolíticos: la primera crisis energética verdaderamente global, desencadenada por la guerra entre Rusia y Ucrania, tal como ha argumentado la Agencia Internacional de la Energía (AIE).[1]
Históricamente, el panorama geopolítico y la dinámica del poder mundial han estado estrechamente vinculados al control de los recursos naturales, como es el caso del petróleo y el gas. Es probable que este equilibrio se incline a favor del dominio de materiales como el litio, el níquel, el cobalto, el cobre manganeso y grafito, el zinc, la plata y los elementos poco comunes de la tierra. Estos elementos son esenciales para las tecnologías renovables y su demanda aumentará vertiginosamente en los próximos años.[2]
Como deja claro el informe especial de la Agencia Internacional de la Energía World Energy Outlook sobre el papel de los minerales críticos en las transiciones hacia energías ecológicas: "un coche eléctrico típico requiere seis veces más insumos minerales que un coche convencional, y una central eólica terrestre requiere nueve veces más recursos minerales que una central de gas. Desde 2010, la cantidad media de minerales necesarios para una nueva unidad de capacidad de generación de energía ha aumentado un 50 % a medida que ha crecido la cuota de renovables."[3]
Ante este enorme cambio, la transición exigirá una profunda reevaluación de la dinámica del poder mundial y de los entresijos de la cadena de suministro, lo que repercutirá en todos los sectores y empresas a lo largo de la cadena de producción. Como ya estamos empezando a presenciar, las naciones que compiten por el acceso a materiales cruciales en la transición hacia las energías renovables están experimentando nuevos puntos de fricción y están surgiendo nuevas tensiones geopolíticas. La seguridad geopolítica es la seguridad energética.
En la actualidad, China es responsable de la producción del 80 % de los elementos poco comunes de la tierra y, por tanto, desempeña un papel importante en la transición energética mundial.
Cuando existe un riesgo significativo para un proyecto vital para la prosperidad de la sociedad, en este caso, la transición energética, el sector de los seguros debe estar preparado para intervenir como respaldo para la sociedad. Como aseguradores, hemos estado preparando nuestra respuesta a los nuevos desafíos y desarrollando nuevos productos para responder a la necesidad de mitigar el riesgo geopolítico y posibilitar la transición mundial hacia las energías renovables.
Estrategia ante el nuevo panorama del riesgo como aseguradores
El sector de los seguros siempre ha desempeñado un papel fundamental en el apoyo a las empresas mediante la provisión de coberturas de riesgo político y violencia, subrayando la necesidad de aplicar prácticas responsables y de contar con el compromiso de la comunidad para lograr una transición energética exitosa y segura. En consonancia con los cambios globales, nuestra atención, como suscriptores, pasa a centrarse en garantizar que las empresas puedan afrontar los nuevos desafíos con eficacia.
Los riesgos de las operaciones de energías renovables, una vez activas, tales como un parque eólico marino o una instalación solar fotovoltaica, están expuestos a un tipo muy particular de riesgo político: consideramos que, en general, entran en la categoría de bajo riesgo de terrorismo, huelgas, disturbios, conmoción civil (SRCC, por sus siglas en inglés) y violencia política. Los peligros de la guerra son una historia diferente.
Para proteger a nuestros clientes frente a las amenazas que suponen el riesgo político y la violencia política, debemos ayudarles a proteger sus cadenas de suministro, sus inversiones y sus operaciones. El objetivo es transferir parte del riesgo asociado a estos esfuerzos de los hombros del cliente al balance del sector de los seguros.
El proceso de suscripción implica evaluar la situación geopolítica, comprender el comportamiento y las prácticas empresariales del cliente y evaluar tanto sus conocimientos internos como sus medidas de seguridad. La ubicación y la estabilidad política desempeñan un papel crucial a la hora de determinar la asegurabilidad de un proyecto.
Una de nuestras primeras evaluaciones analiza los actuales planes de gestión comunitaria del cliente, un factor clave para mitigar los riesgos asociados a los proyectos de transición energética. Insistimos en que la aplicación de prácticas responsables, que incluyan emplear a la población local, evitar daños medioambientales y contribuir a las infraestructuras locales, es de vital importancia para el éxito a largo plazo y la seguridad sobre el terreno.
Sin embargo, la realidad no suele ser tan simple. La transición energética tiene un lado oscuro. Por ejemplo, la extracción de metales poco comunes de la tierra, al principio de la cadena de suministro, suele tener lugar en zonas con condiciones laborales desfavorables y disturbios civiles.
Los últimos cinco años se han visto marcados por numerosos sucesos de disturbios civiles que se han producido en todo el mundo. Este tipo de disturbios es algo cada vez más frecuente y, por tanto, se incluyen con más frecuencia en las pólizas de seguros y de protección. En la actualidad, la cobertura de huelgas, disturbios y conmoción civil suele incluirse en las pólizas de seguro de bienes, de interrupción de la actividad empresarial o de violencia política.
La cobertura de huelgas, disturbios y conmoción civil adquiere relevancia en situaciones en las que los disturbios políticos o sociales provocan daños materiales, interrupciones de la actividad empresarial u otras pérdidas financieras para particulares o empresas. El objetivo del seguro con cobertura de huelgas, disturbios y conmoción civil es mitigar el impacto financiero de dichos eventos, proporcionando compensación por las pérdidas cubiertas.
Fomento de la protección mediante la suscripción y la gestión de riesgos
En todas las fases de la cadena de suministro de la transición energética, desde la extracción hasta el transporte y la fabricación, las distintas empresas muestran distintos niveles de concienciación y disposición a comprometerse con el seguro con cobertura de huelgas, disturbios y conmoción civil. Mientras que algunos sectores adoptan fácilmente estos productos, otros, en particular las empresas manufactureras, pueden no ver inmediatamente la necesidad de adoptarlos. A medida que el panorama energético experimenta cambios transformadores, hemos observado un aumento significativo del deseo de las empresas de asegurarse frente a estos riesgos.
El recorrido hacia la transición energética no solo está remodelando el panorama energético, sino también redibujando el mapa geopolítico. El sector de los seguros, a través de una estrategia de suscripción y gestión del riesgo bien pensada, se convierte en un socio crucial para facilitar una transición fluida, garantizando la seguridad de las inversiones, las cadenas de suministro y las personas implicadas en este monumental cambio global.
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[1] Renewables 2022, The IEA, p. 10.
Informe especial World Energy Outlook "The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions", The IEA, pp. 2, 9 et al., consultado el 8 de diciembre de 2023 aquí:[2] https://iea.blob.core.windows.net/assets/ffd2a83b-8c30-4e9d-980a-52b6d9a86fdc/TheRoleofCriticalMineralsinCleanEnergyTransitions.pdf
[3] Ibídem, p. 5.