Autora

Joanna Hitchcock

Senior Underwriter

Francia

Casi por definición, el terrorismo y el sabotaje, la violencia política, las huelgas, los disturbios y la conmoción civil se encuentran entre los riesgos más difíciles de predecir. A diferencia de otros riesgos responden a modelos y se puede evaluar su impacto en los activos y en los territorios que sabemos que están en riesgo, cuando se trata de la violencia política y las amenazas terroristas hay un elemento humano aleatorio que hace que sea imposible evaluar con certeza cómo se manifestará un riesgo, cuándo o dónde.

Sucesos recientes en todo el mundo demuestran la magnitud de los problemas a los que se enfrenta el mercado. Dos tiroteos masivos en un día en los EE. UU. en agosto, uno de los cuales se clasificó como terrorismo doméstico, resultaron en la muerte de al menos 31 personas, lo que llevó al presidente Donald Trump a condenar "el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca" y a pedir que se aplique la pena de muerte a tales incidentes. Estos tiroteos siguieron a los atentados suicidas en iglesias y hoteles de lujo en Sri Lanka durante el Domingo de Pascua a principios de este año, lo que generó la preocupación por que el ISIS se desplace de Siria a otros territorios.

La industria de los seguros se enfrenta a la difícil tarea de ayudar a las empresas a garantizar el poder contar con una cobertura adecuada y apta para estas amenazas desconocidas. No nos ayuda el hecho de que las definiciones de riesgo varían según el territorio, lo que dificulta coordinar una respuesta multinacional coherente tanto para los brokers como para sus asegurados.

Sin embargo, si estos eventos recientes nos han enseñado una cosa, es que estas amenazas necesitan un enfoque sólido y muy especializado: nuestra perspectiva es que no pueden abordarse adecuadamente con una simple ampliación de la cobertura de una póliza de daños o de responsabilidad civil ya existente.

El riesgo va en aumento

Aunque es imposible predecir cómo evolucionarán tales amenazas, la triste realidad es que la violencia política, en todas sus formas, sigue en aumento.

La paz mundial ha ido disminuyendo en los últimos cuatro años, según el Índice de Paz Global1. En el último año, cuatro regiones que fueron históricamente las más pacíficas (Europa, América del Norte, Asia Pacífico y América del Sur) registraron deterioros, siendo el terrorismo y los conflictos políticos internos los principales factores que impulsaron el declive. Europa, hasta ahora la región más pacífica del mundo, registró un deterioro por tercer año consecutivo en 2018, y España, en particular, cayó diez puestos en la clasificación mundial.

Disturbios políticos relacionados con la lucha por la independencia de Cataluña, las protestas del llamado movimiento Gilets Jaunes en Francia y las manifestaciones por el Brexit en el Reino Unido son ejemplos del tipo de actividad que ha contribuido al aumento de la amenaza.

Pero además de estos disturbios civiles, que en Francia han supuesto "cuatro personas fallecidas, cientos de heridos y miles de millones de euros en daños en diversos centros urbanos del país como resultado de las protestas"2, también hemos visto en Europa y otras partes del mundo un aumento preocupante de los ataques por parte de «lobos solitarios», es decir, ataques terroristas de individuos con dispositivos poco sofisticados o armas de mano. Estos han resultado en asesinatos indiscriminados en Londres (marzo y junio de 2017), Manchester (mayo de 2017), Barcelona (agosto de 2017) y, más recientemente, Nueva Zelanda en marzo de 2019.

Muchas empresas sufren, incluso sin ser el objetivo

Los sectores que típicamente y con mayor frecuencia son el blanco del terrorismo, la violencia política o las protestas durante huelgas son aquellos que atraen a un gran número de personas. A menudo, incluyen hoteles y tiendas de marcas de lujo, centros de entretenimiento, instalaciones deportivas o redes de transporte. Otros sectores, como por ejemplo, el de las ciencias de la salud, energía y telecomunicaciones, también son objetivos frecuentes.

Aunque sean las empresas más grandes las que tiene operaciones multinacionales en zonas donde es más frecuente el terrorismo, estas también suelen tener una mayor cobertura de seguros. Son precisamente las empresas pequeñas las que cada vez están más expuestas.

A medida que cambian los tipos de ataques, vemos tiendas y cafés en centros comerciales y mercados al aire libre que los sufren directamente, o bien las consecuencias de ataques terroristas a gran escala. Los pequeños negocios que se vieron atrapadas en los ataques del puente de Londres en 2017, por ejemplo, no pudieron acceder a sus instalaciones durante diez días, mientras la policía realizaba las investigaciones. Las principales estaciones de transporte también se cerraron el día después del ataque.

El mercado responde a la naturaleza cambiante de las amenazas

A medida que la naturaleza de la amenaza cambia y las empresas se ven afectadas de diferentes maneras, también evoluciona el mercado de seguros contra el terrorismo y la violencia política.

Nacido después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, lo que comenzó como protección contra daños físicos a la propiedad causados por ataques terroristas ha crecido rápidamente a lo largo de los años, a medida que la naturaleza de la amenaza ha ido también evolucionando y los puntos flacos de la cobertura de las pólizas han quedado expuestos.

El seguro de agresores activos, por ejemplo, se introdujo como respuesta a los tiroteos en escuelas en los EE. UU. y se diseñó para cubrir una carencia en las pólizas generales de responsabilidad civil, que no incluían ni excluían específicamente tales ataques.

La cobertura de interrupción de la actividad comercial por daños no físicos también fue pionera como respuesta al reciente cambio de enfoque de los ataques, de ataques a la propiedad a ataques contra personas físicas. La innovación del mercado era necesaria porque las pólizas tradicionales de terrorismo solo se aplicaban a daños físicos, pero no en el caso de que las autoridades bloquearan el acceso a un área después de un ataque terrorista, o por la denominada «pérdida de atractivo», una situación hoy día muy común por la cual un lugar pasa a ser menos atractivo para los clientes después de un ataque terrorista.

Otra área en evolución es la exposición a daños a terceros, o responsabilidad civil, para quienes han sido blanco del terrorismo. Los dueños y gerentes de negocios tienen el deber de cuidar de sus empleados, de los clientes y de otras personas que interactúen con el negocio. Si bien puede parecer desagradable exigir cuentas a las empresas que han sido objeto de un ataque, y pedirles prever y gestionar los mismos, es una realidad de la vida moderna que tales negocios deban tener protocolos sólidos ya establecidos para responder en el caso de un ataque. Los clientes esperan que el personal sepa cuál es la mejor manera de protegerlos o de escapar del edificio. Los turistas y peatones esperan que las aceras cerca de atracciones turísticas o edificios oficiales estén protegidas contra el ataque de vehículos.

Más recientemente, por ejemplo, en marzo de 2019, la prensa cuestionó al Consejo Internacional de Cricket sobre su evaluación de riesgos en nombre del equipo de Bangladesh durante su gira por Nueva Zelanda, donde un «lobo solitario» había perpetrado ataques contra dos mezquitas. Nueva Zelanda es el segundo país más pacífico del mundo3 (después de Islandia), por lo que este incidente ejemplificó lo difícil que es predecir este tipo de amenazas.

En otro ejemplo de cómo está evolucionando el mercado independiente especializado, algunos agregaron la cobertura de riesgo de responsabilidad civil en 2018 con una combinación de pólizas de reembolso financiero y asistencia práctica para ayudar a las entidades objeto de ataques a responder adecuadamente.

De hecho, la evolución de este mercado es constante: en 2018, el mercado de Londres cambió su definición para omitir el requisito de que un ataque terrorista tenga una motivación religiosa, ideológica o política. En la primavera de 2019, el organismo Pool Re del gobierno del Reino Unido, encargado de clasificar riesgos, agregó la interrupción del negocio por daños no físicos al rango de la cobertura.

Sin duda, habrá más innovaciones en 2019 y más allá.

La pregunta de los 64 millones de dólares

La pregunta de los 64 millones de dólares para las aseguradoras contra actos de terrorismo y violencia política es, por supuesto, ¿qué es lo siguiente?

Si miramos al futuro, la expectativa es que la mayoría de los ataques terroristas serán de métodos simples, haciendo uso de armas accesibles e improvisadas, incluidos vehículos. Tales ataques tan rudos, a menudo actividad de «lobos solitarios» en lugar de grupos organizados, son intrínsecamente difíciles de predecir y detectar. Suele haber poca comunicación o aparente planificación que pueda alertar a las autoridades, tampoco hay compras de materiales controlados que puedan despertar sospechas. Dicho esto, vaticinamos que el uso de explosivos seguirá siendo uno de los métodos preferidos, debido a su potencial para causar daños significativos en las infraestructuras, bajas cuantiosas y la capacidad de generar un alto impacto mediático.

En cuanto a huelgas, disturbios, conmoción civil y violencia política en toda regla (cuya definición se ha ampliado e incluye la guerra y la guerra civil), el panorama es mixto. El surgimiento de movimientos políticos extremistas, de extrema derecha y extrema izquierda, es una característica bien documentada de muchas democracias modernas, incluso en Europa y los Estados Unidos. Es difícil predecir hasta qué punto pueden desestabilizar el status quo y causar pérdidas a las empresas.

Sin embargo, lo que sí sabemos es que en 2017 el impacto económico de la violencia en la economía global fue de 14,76 billones de dólares en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Esta cifra es equivalente al 12,4% de la actividad económica mundial (producto mundial bruto) o a 1.988 dólares por persona. A medida que aumenta la incidencia de la violencia, también lo hacen sus costes.4

En este contexto, nuestra tarea es educar a las empresas, pequeñas y grandes, de todo el mundo sobre la naturaleza cambiante de tales amenazas. En particular, queremos fomentar un mayor diálogo con los brokers y los asegurados sobre cuál es la mejor manera de estructurar la cobertura para empresas de diversos tamaños y en distintos sectores y territorios donde sabemos que será necesario.

Citas

“Aunque es imposible predecir cómo evolucionarán tales amenazas, la triste realidad es que la violencia política, en todas sus formas, sigue en aumento.“

 

Referencias

1http://visionofhumanity.org/app/uploads/2018/06/ Global-Peace-Index-2018-2.pdf 

 2https://www.bbc.co.uk/news/resources/idt-sh/ yellow_vests

3http://visionofhumanity.org/app/uploads/2018/06/ Global-Peace-Index-2018-2.pdf

4http://visionofhumanity.org/app/uploads/2018/06/ Global-Peace-Index-2018-2.pdf